Olvídese de la leche, estas vacas transgénicas producen anticuerpos humanos
Durante el brote más reciente de ébola en África, los profesionales sanitarios trataron a algunos pacientes con inyecciones de plasma (la parte translúcida de la sangre) de individuos que habían sobrevivido la enfermedad. En ausencia de un fármaco aprobado para tratar a los pacientes, la esperanza era que las proteínas protectoras en el plasma de los donantes ayudaran a los recipientes a combatir la enfermedad y recuperarse.
Una empresa de biotecnología quiere emplear este mismo enfoque para combatir una variedad de enfermedades infecciosas, con una diferencia clave: los donantes de plasma serán vacas, no humanos.
SAB Biotherapeutics de Dakota del Sur (EU) ha modificado genéticamente ganado para que produzca grandes cantidades de anticuerpos humanos rápidamente. Estas proteínas ayudan a eliminar los patógenos dañinos y extraños del cuerpo, y podrían ser empleados para tratar pacientes que padecen enfermedades infecciosas como el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés), ébola y gripe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció recientemente el enfoque de la empresa entre seis nuevas plataformas tecnológicas que podrían ayudar a responder a los brotes de enfermedades a nivel mundial.
"La idea es que los anticuerpos humanos son la manera natural con la que los cuerpos combaten las enfermedades", explica el presidente y CEO de SAB Biotherapeutics, Eddie Sullivan.
El equipo de Sullivan modificó las vacas al eliminar una sección de genes en los animales y los reemplazó con un cromosoma humano artificial que contiene la información genética para generar anticuerpos humanos. Entonces vacunaron las vacas con un antígeno objetivo, una sustancia que provoca una respuesta inmune en el cuerpo e impulsa la producción de anticuerpos. Cuando las vacas producen suficientes anticuerpos, los científicos pueden cosechar el plasma de los animales y separar los anticuerpos para generar un fármaco terapéutico. Todo el proceso, desde vacunar las vacas hasta el producto final, lleva alrededor de dos meses y medio, lo que permitiría escalarlo rápidamente en caso de producirse un brote de una enfermedad.
Los científicos ya han intentado emplear anticuerpos derivados de animales para tratar enfermedades. Pero los anticuerpos desarrollados en animales pueden tener graves efectos secundarios en las personas. Sullivan cree que esto tiene menos probabilidades de suceder con los anticuerpos de SAB Biotherapeutics puesto que las vacas producen anticuerpos que parecen ser 100 por ceinto humanos.
Los anticuerpos del plasma, también conocidos como terapia con inmoglobulina, han sido empleados durante décadas para tratar una variedad de enfermedades. Pero una importante limitación es que se necesita una gran cantidad para que el tratamiento sea eficaz. El beneficio de emplear las vacas modificadas genéticamente es que son capaces de producir anticuerpos humanos en cantidades mucho más altas que las personas. Sullivan dice que una vaca puede producir entre 300 y mil dosis humanas al mes, en función de la enfermedad.
Durante el brote de ébola, los investigadores demostraron que el porcentaje de muertes en pacientes que recibieron plasma de supervivientes sólo fue ligeramente menor que un grupo de control que no recibió una transfusión de plasma, el 31 por ciento frente al 38 por ciento. Pero eso no significa que el plasma no funcione. Los autores señalan que los trabajadores sanitarios no tuvieron tiempo para medir el nivel de anticuerpos presentes en el plasma de donante.
Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos ya están probando los anticuerpos humanos derivados de vaca de SAB Biotherapeutics. Se los están inyectado a adultos sanos por primera vez en un ensayo de seguridad de fase I para tratar el MERS. Si se demuestra seguro, la empresa tiene planes de probar los fármacos en un ensayo de fase II en países con casos locales de MERS. SAB también ha unido fuerzas con el Instituto de Investigación de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos para probar su enfoque contra un amplio abanico de patógenos, incluidos los hantavirus, que provocan una rara pero mortífera infección vírica propagada por roedores.
La tecnología es prometedora, pero la OMS señala que podría resultar caro fabricar estos fármacos, que cuestan unos mil 800 euros por gramo. Cada vaca puede producir entre 150 gramos y 600 gramos de anticuerpos al mes, según Sullivan, algo que contribuirá a elevar el precio. Ese alto coste significa que muchos de los países que podrían beneficiarse de estos fármacos podrían no poder permitirse fabricarlos sin ayuda externa, según el informe de la OMS.