El origen de los diamantes más caros del mundo.
"Son los mejores amigos de una chica", dice la famosa canción sobre los diamantes. Especialmente si tienen un tamaño gigante y una calidad excepcional, como los famosos "The Constellation" (813 quilates), el más caro del mundo; el "Cullinan" (3.100 quilates), tallado para formar parte de varias joyas de la Corona británica; o el "Koh-i-Noor", hallado en la India, que también decora la corona de la fallecida Reina Madre. Investigadores del Instituto Gemológico de América (GIA) han estudiado piedras similares y, según explican en la revista "Science", han descubierto que su extraordinaria rareza no solo radica en sus características y proporciones, sino también en sus orígenes: han llegado de las profundidades de la Tierra.
"Algunos de los diamantes más grandes y más valiosos del mundo, como el 'Cullinan' o el 'Lesotho Promise', exhiben un conjunto distinto de características físicas que han llevado a muchos a considerarlos como algo separado de otros más comunes", apunta Wang Wuyi, director de investigación del GIA y coautor del estudio. "Sin embargo, cómo se forman exactamente esos diamantes y qué nos dicen sobre la Tierra ha sido un misterio hasta ahora".
La nueva investigación demuestra que las joyas como el "Cullinan" tienen a veces pequeñas inclusiones metálicas atrapadas en su interior, acompañadas de trazas de metano e hidrógeno fluido. Además de las metálicas, algunos de estos diamantes excepcionales contienen inclusiones minerales que muestran que se formaron en profundidades extremas, probablemente entre 360 y 750 km bajo tierra, en el manto de convección. Esta profundidad es mucho mayor que la de la mayoría de los diamantes, que se forman en la parte inferior de las placas tectónicas continentales, a unos 150 o 200 km bajo tierra.
Cortado y pulido
Las inclusiones metálicas son una mezcla solidificada de hierro, níquel, carbono y azufre, que también contiene trazas de metano líquido e hidrógeno. El carbono puro cristaliza en esta mezcla de líquido metálico fundido en lo profundo del manto de la Tierra para formar diamantes. Pequeñas gotas de este líquido metálico quedan atrapadas en ocasiones dentro de los diamantes a medida que crecen. Durante el corte y pulido, las partes del diamante que contienen inclusiones a menudo se cortan o se pulen para hacer creaciones exquisitas con defectos mínimos.
Estas piezas de corte de diamante no están normalmente disponibles para la investigación, pero la posición del GIA como una organización de investigación independiente, sin fines de lucro, permitió a los investigadoers estudiar las inclusiones.
Aunque la extensión de la distribución de metal es incierta, esta observación clave tiene amplias implicaciones para la comprensión del comportamiento de los procesos de las profundidades de la Tierra a través del tiempo geológico. Probablemente es algo que a Audrey Hepburn ni se le pasó por la cabeza frente al escaparate de Tiffany.