La selección sexual también puede amenazar a las especies.
Investigadores británicos han establecido una teórica relación entre la selección sexual, y en consecuencia entre la competición entre los machos por la reproducción, y el riesgo de extinción de una especie. Los resultados se publican en la revista Journal of Animal Ecology.
La lucha por la reproducción provoca en los machos numerosas modificaciones morfológicas y de conducta: la cola psicodélica de los pavos, la densa melena de los leones o la cornamenta de los renos, con la finalidad de despertar el interés de las hembras y conseguir el apareamiento.
Como los más fuertes o atractivos consiguen reproducirse más fácilmente, esta selección sexual permite perdurar a los genes mejor adaptados al entorno y asegurar así la permanencia de la población.
Investigaciones anteriores han demostrado incluso que los individuos seleccionados de esta forma se adaptan mejor a los cambios del entorno. Sin embargo, el nuevo estudio precisa que esto es verdad dependiendo del tamaño de la población de una especie, según informa la Queen Mary University of London en un comunicado.
Modelo matemático
Los investigadores elaboraron un modelo de simulación matemática para comprender el impacto de los procesos ecológicos (como el calentamiento del clima) sobre las diferentes poblaciones animales, integradas en el modelo por cien individuos cada una.
El sofisticado modelo de simulación matemática integra tanto los procesos ecológicos como los evolutivos. Gracias a esta simulación, los investigadores descubrieron que las especies sexualmente seleccionadas pueden adaptarse más rápidamente a nuevos ambientes y tienen menos probabilidades de extinguirse. Sin embargo, cuando las poblaciones son pequeñas, la presencia de machos competitivos puede hacer que una población tenga más probabilidades de extinguirse.
Esto se debe a que los machos pagan un alto precio por participar en sus competiciones. O tienen que invertir mucha energía en exhibiciones caras, que luego los hacen más vulnerables a los depredadores, o se lesionan e incluso mueren en peleas con otros machos.
Depende de la cantidad
De esta forma constataron que la selección sexual podía ser positiva o negativa según número de individuos de cada especie y que los cambios climáticos (aumento de la temperatura, modificaciones de la salinidad del mar) agudizan este efecto.
Para una población de 100 individuos, la selección natural juega su papel y los más adaptados sobreviven y adaptan a los cambios climáticos.
Sin embargo, cuando la población es inferior a 50 individuos, la competición entre machos tiene efectos nefastos, ya que estos mueren pronto y desestabilizan la relación entre machos y hembras.
Las hembras no puede entonces reproducirse y la especie corre el peligro de extinguirse. Y los machos se vuelven más vulnerables a las variaciones del entorno e incluso a los depredadores.
Aunque esta constatación teórica necesita nuevas investigaciones, estos resultados, según los investigadores, pueden ayudar a los biólogos a evaluar la vulnerabilidad de los animales al calentamiento del clima, a la acidificación de los océanos y a otras amenazas.